Para aprender a estudiar es importante tener en cuenta la importancia de conocerse y reconocerse, nuestra personalidad es un factor fundamental dentro de la forma en que estudiamos ya que implica la busqueda de soluciones o respuestas a situaciones que los estudiantes viven diariamente.
¿Es ordenado u organizado?
¿Cuál es el momento de mayor y mejor concentración?
¿Qué forma de tomar apuntes es la indicada para cada uno?
¿El estudio genera una motivación para alcanzar una meta?
¿Cuál es el nivel de exigencia y de frustración al que nos enfrentamos? Si es que estos son relevantes para el alumno.
Antes
de introducirnos en las técnicas de estudio, creemos necesario llegar a una
definición de lo que es el estudio:
El
estudio es una modalidad de aprendizaje, un caso especial de actividad
cognitiva académica, frecuentemente individual, intencional, intensiva,
autorregulada y basada en un texto, que además supone automotivación y esfuerzo
personal.
Las
técnicas de estudio son el conjunto de
hábitos, formas o estilos de cada persona para actuar o pensar en cada
situación.
Son
los modos característicos por los que un individuo procesa la información,
siente y se comporta en las situaciones de aprendizaje.
Al
ser el estilo de aprendizaje algo propio de cada persona podemos hablar de
distintos estilos de aprendizaje, los estilos de aprendizaje no son
inamovibles, son relativamente estables, es decir, que pueden cambiar. Son
susceptibles de mejora y, además, deben siempre mejorarse.
Dominándolos
se puede utilizar un estilo u otro según lo requiera la situación donde se
tenga que aplicar. El alumno, con la orientación del maestro, aprende a
descubrir cuáles son los rasgos que perfilan su propio estilo y, a la vez,
identifica cuáles de esos rasgos debe utilizar en cada situación de aprendizaje
para obtener mejores resultados.
¿Qué
ventajas nos ofrece conocer y potenciar los estilos de aprendizaje de nuestros
alumnos?
-
Nosotros podemos orientar mejor el aprendizaje de cada alumno si conocemos cómo
aprende. Es decir, que la selección de nuestras estrategias didácticas y estilo
de enseñanza será más efectivo.
- La
aplicación en el aula de los estilos de aprendizaje es el camino más científico
de que disponemos para individualizar la instrucción.
- Si
nuestra meta educativa es lograr que el alumno aprenda a prender, entonces
debemos apostar por ayudarlo a conocer y mejorar sus propios estilos de
aprendizaje.
Esto
le permitirá al alumno, entre otras cosas, saber:
-
Cómo controlar su propio aprendizaje.
-
Cómo diagnosticar sus puntos fuertes y débiles como alumno.
-
Cómo describir su estilo o estilos de aprendizaje.
-
Conocer en qué condiciones aprende mejor.
-
Cómo aprender de la experiencia de cada día.
-
Cómo superar las dificultades que se le presentan en su proceso de aprendizaje.
Estrategias de estudio.
A menudo, se cree que la
adquisición de las estrategias de
estudio es espontánea, a medida que el estudiante progresa académicamente. Este “olvido” adquiere una especial vigencia
en las enseñanzas secundarias y universitarias y su enseñanza no forma parte de un objetivo
específico del currículum. Se supone así, que el estudiante domina los
instrumentos intelectuales necesarios para el logro de un aprendizaje eficaz.
Aprendizaje
autorregulado.
La autorregulación del
aprendizaje es un proceso activo y
constructivo, donde los estudiantes a través de diferentes acciones (planificación, supervisión, regulación de sus
cogniciones) establecen metas para
sus aprendizajes. Estas actividades de autorregulación median entre los
individuos en sus contextos y su rendimiento global.
El estudio como actividad
autorregulada, presenta una serie de características:
·
Es una actividad dirigida a metas que poseen
un carácter variable. Ej. preparar un examen, realizar un trabajo para exponer
en clase, etc.
·
Es sensible a la demanda del contexto en el
que se desarrolla. Si bien el estudio parece ser una actividad que se realiza
en solitario, es el resultado de una fuerte deliberación social, que se da como
resultado de la interacción con otros.
·
Es sensible a la demanda de la tarea a
realizar o estudiar. A partir de esto,
aparecerán variables en las estrategias a utilizar.
·
Es sensible al conocimiento general del mundo
y al conocimiento específico de la materia que posee el estudiante. Su
conocimiento le permite predecir con qué facilidad adquirirá otros conocimientos.
·
Es sensible al conocimiento estratégico. No
basta con poseer conocimientos, sino que también es necesarios saber cómo
activarlos y utilizarlos en un determinado momento.
·
Tiene en cuenta la interrelación existente
entre los procesos metacognitivos, cognitivos y motivacionales que se
desarrollan en una actividad. A través de las estrategias motivacionales, se
activa y mantiene el proceso.
·
Supone, en muchos casos, una forma especial
de lectura.
Se debe tener en cuenta que los estudiantes